lunes, 10 de septiembre de 2012

Beast of Burden.

No me acuerdo en que momento empezó todo a volverse borroso. De repente me costaba respirar, las extremidades se entumecieron, mi pecho se comprimió y la cabeza empezó a dolerme.

Era la primera vez que mi nueva compañera de viaje manifestaba su incómoda presencia. Sabiéndose no bienvenida llamaba mi atención con la pesadez de un niño pequeño. Ignorarla sería mortal. Prestarla el 100% de mi atención me volvería paranoico - más tarde descubriría que paranoico te vuelve tarde o temprano. ¿Qué opciones reales tenía ante la realidad?

Desde que fui diagnosticado hace casi tres años eso sintomas se han ido repitiendo con más o menos intensidad, estando a punto de perder la consciencia un par de veces. Cuando te quieres dar cuenta la vida ha cambiado totalmente. Pequeñas modificaciones capaces de dar un nuevo sentido a todo.

Una morbosa herencia recibida genéticamente que te mata lentamente, llevándose dedos, piernas y la vista antes de dar el golpe de gracia destrozando el riñón.

Sabedor de tener la suerte de vivir en el tiempo y en el lugar correcto para sobrevivir un par de años más. Sabedor de que esa suerte impide quejarte. Normalmente me llevo bien con ella. Aunque hay momentos en los que desease que nunca hubiese venido.


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