Mientras las últimas fuerzas me abandonaban recordé esa tarde soleada de primavera. Acababa de venir de pasear por el parque con Penny Sue. En el salón sonaba la melodía de Stardust. Ah, cómo me gustaba Armstrong...ese hombre que iba por la luna tocando la trompeta en bici. Y como me gustaba ella. Penny Sue. ¿No veis lo guapa que está? Con sus ojos negros como el carbón, su pelo corto recogido en una coleta excepto aquel mechón rebelde que caía por su frente. Ah, esos labios carnosos que tanto consuelo ofrecían en las trades tristes. Estaba tumbada en el suelo, ojeando un libro; absorta; radiante como una diosa griega. Y entonces me mira y me ofrece una de sus luminosas sonrisas. Si esos momentos pudiesen durar eternamente...
Que más me daba si ahora iba al infierno o al cielo o a la nada. Ese momento perfecto paso. Y eso es lo que importa.
Y cuando ya iba a dejar ir mi vida con una sensación de satisfacción me asaltaron las dudas. ¿Y si ese momento no existió? ¿Y si es producto de mi imaginación? ¿Y si la imagen la robe de una película o de un libro? ¿Y si, después de todo, sólo nos queda un sueño, un recuerdo de un borroso pasado que hace confundir realidad con ficción? ¿Y si, la vida se nos fue en sueños, ilusiones y fantasias mientras la realidad se abandona dejando crecer las malas hierbas? ¿Valdría esa vida menos que la que vive en el "mundo real"?
Esos momentos de eternidad, de pura felicidad, esos momentos de "ensueño" son tan reales como que la luna gira alrededor de la tierra, incluso más. Más ficción aún vive el que no ha conocido a su propia "Penny Sue".
ResponderEliminarEntre todos los átomos que componen el "mundo real" caben muchas cosas.
Entonces lo que sueño son tan reales como la realidad misma, ¿no? Si es así, ya no tengo miedo de "no vivir" jeje
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