Hay tres cosas que me maravillan del ser humano: la estupidez del hombre, la lógica que tiene esa estupidez y la locura. Y no hay duda, la última es la esencia del Todo.
Dice la leyenda que una ardilla podía cruzar España saltando de estúpido en estúpido, ¿o era de árbol en árbol?, el caso es que es la locura la que lleva a la ardilla a saltar y a los estúpidos a estar ahí. Es la locura la que mueve el universo, impregna los rincones más recónditos con su aroma y deja que fluyan los entes siguiendo los dictámenes escondidos es su propia esencia. La locura del universo, de que millones de células se junten y crean seres, la locura de la conciencia, de la justicia, del amor en todas sus formas, del odio; la insensatez de creer que tenemos alma, de creer que todo está hecho para servirnos; la insania de crear dioses para buscar respuestas a dicha demencia, de inventar religiones que nos separan en lugar de unirnos; el disparate de la traición, de la aspiración del poder y dinero al precio que sea; la locura de la inmensidad del universo, de la constante transformación que estamos sufriendo por parte del binomio destrucción-construcción.
¡Oh! que disparate decir un "te quiero", decir un " hasta nunca" y no llegar a saber su significado en su totalidad. Abrazar la vida en su grandeza y dejarse llevar por un torrente de sentimientos para que el arte, la música, la literatura sean nuestra nueva religión. ¡¡Proclamo una nueva Santísima Trinidad: alcohol, rock-blues y poesía!!
La locura, la verdadera locura nos está haciendo mucha falta, a ver si nos cura de esta peste del sentido común que nos tiene a cada uno ahogado en el propio; mas en la locura siempre hay algo de razón, a veces no es más que la razón presentada de otra forma.
Y el exponente más alto de la falta de lucidez es la muerte, que acaba con esta tragicomedia, ¿para seguir la obra por otros rodeos o el simple final? quien sabe. Lo que si es seguro es que en el lecho de muerte, el hombre se acordará de un momento de su vida y por ese instante habrá merecido la pena pasar por el manicomio terrenal. Y, sin duda, la recopilación de esos instantes de toda la humanidad compondrá el verdadero "libro de los vivos"
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